De acuerdo a las definiciones científicas, los ángulos son aquellas figuras constituidas por la conjunción de dos líneas en un punto común o vértice. Para que un ángulo se forme, las líneas que forman parte del proceso no pueden ser paralelas entre sí ya que eso implica que no hay contacto entre ambas y por tanto no se forma ninguna superficie común entre ellas. Como es bien conocido, hay diferentes tipos de ángulos y el grado de inclinación o el tamaño del mismo dependerán de la distancia que separe a las dos o más líneas intervinientes en la figura.
Cuando analizamos la palabra ángulo desde un punto de vista etimológico, comprenderemos que su significado en latín (“esquina”) es claramente fundamental para definirla. Uno puede contar con numerosos elementos para medir y analizar a un ángulo, aunque todas tienen que trabajar en el plano de la dimensión plana para lograr resultados. El grado de un ángulo es en este sentido uno de los principales elementos que nos sirven para describir y caracterizar a cada ángulo. El radián será además la unidad de cada ángulo que equivale a la longitud del radio angular.
En cuanto a la clasificación de los diferentes tipos de ángulos, podemos decir que entre los principales encontraremos a los ángulos rectos (aquellos que miden 90°), los ángulos agudos (menores a 90°) y los ángulos obtusos (superiores a 90°). Por otro lado, también contamos con ángulos llanos (todos aquellos ángulos que cuentan con 180° – es decir, dos ángulos rectos superpuestos en una superficie-). Finalmente, también debemos incluir en esta clasificación a los ángulos nulos (cuando no hay existencia de ángulos debido a la disposición de las rectas), ángulos completos (que se caracterizan por contar con 360°.
También pueden clasificarse los ángulos de acuerdo a si son convexos o cóncavos, siendo los primeros inferiores a 180° y los segundos, superiores.
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